
Por lo general el tema de la sexualidad es el examen final de los padres
¿Cómo hablar con tu hijo sobre pornografía?
La confianza no es algo que sucede por arte de magia, ni siquiera entre padres e hijos. Para cuando llegue la adolescencia de tu pequeño, desearás haber construido una relación estrecha. Pero si la comunicación no es tan abierta y fluida como quisieras, aun estás a tiempo de acercarte y construir lazos profundos y duraderos que te permitan acompañar a esa joven persona en su crecimiento. Por lo general el tema de la sexualidad es el examen final de los padres en cuanto a comunicación asertiva se refiere. Ahora más que nunca los adultos enfrentamos una gran responsabilidad gracias a internet, que permite a los contenidos sexuales circular libremente y con ellos, los riesgos relacionados, como la prostitución infantil y los depredadores sexuales navegando en el anonimato. No hay excusas para mantenernos al margen.
Considera que nadie puede hablar de algo que ignora. A estas alturas es probable que no estés enterada de lo fácil que es acceder a sitios que ofrecen todo tipo de contenidos sexuales y que la herramienta de protección parental de tu computadora no los va a detener. Incluso revistas electrónicas y blogs para jóvenes dedicados a la música publican columnas sobre las tendencias más populares en la industria pornográfica. Todas las estrellas porno tienen cuenta en twitter. Una página lleva a otra página, ésta a su vez promociona otra y así tu hijo menor de edad puede terminar en sitios que no era su intención visitar.
No es que debamos espantarnos o satanizarlo. Condenar o culpabilizar a nuestro adolescente por tener curiosidad no ayudará a nadie. Lo más importante es que sirvas de intérprete para su mente inexperta e impresionable. Tú y yo sabemos que la pornografía no retrata lo que realmente sucede entre una pareja amorosa o ni siquiera en un encuentro de sexo casual. Posturas imposibles, cuerpos intervenidos con implantes tanto en hombres como en mujeres, prácticas poco o nada placenteras que intentan hacer parecer como el mayor clímax, en fin. Utiliza el criterio que has desarrollado por medio de tu experiencia, si buscas honestidad, es lo menos que puedes ofrecer. No decimos que le cuentes al joven sobre tus intimidades pero puedes iniciar una conversación con una frase como: en mis tiempos no existía el internet, pero cuando vi pornografía por primera vez también me impresionó mucho.
Déjale saber que estás de su lado y que tarde o temprano, todos tenemos curiosidad y nos encontramos expuestos a este tipo de productos. Lo importante es poder separar la realidad de la ficción y ser muy críticos sobre los valores implícitos que transmiten. Por ejemplo, la sumisión de una persona, por lo general una mujer, convertida en objeto pasivo para la satisfacción de otra persona. Eso, si no se involucran prácticas menos convencionales.
A lo que queremos llegar es a enseñarle a nuestro hijo cómo cuidarse solo y tener un buen juicio, saber cuándo detenerse para no dar clic en la siguiente página, donde seguramente verá imágenes que ya dejaron de ser eróticas o sexualmente atractivas para volverse sórdidas, violentas o perversas.
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