
La mente es tan moldeable como queramos, así que ponte manos a la obra y empieza desde hoy a cosechar unos pensamientos que mejoren tu autocrítica.
Es muy importante que sepas que la manera en que nos hablamos a nosotras mismas influye en cómo nos vemos, cómo vivimos y, en definitiva, en la definición que tenemos que nosotras mismas; a esto le llamamos autocrítica. No debemos dejar de lado un aspecto tan importante e influyente en nuestra vida como es nuestro lenguaje interior. Nadie nos enseña a hablarnos de una u otra manera, por lo que quizá sea necesario un aprendizaje hacia una voz interior saludable, ¿me acompañas?
Reflexiona por un momento: ¿Cómo te hablas en tu día a día? ¿Qué te dices cuando algo no sale como deseas? Y cuando consigues algo que llevas mucho tiempo buscando, ¿eres justa contigo o demasiado crítica? Piensa en ello porque esto te dará respuestas a muchas preguntas. Aquella persona que constantemente se juzgue a sí misma diciéndose cosas del estilo “fue mi culpa y nunca lo superaré” está creando unas expectativas hacia el mundo y hacia su vida realmente pesimista. Igual le pasa a una persona que no se refuerza las cosas que consigue en su día a día y se infravalora: “cualquiera podría haberlo conseguido”. Con esta actitud, aquella persona conseguirá que su autoestima caiga en picado.
En ocasiones somos desagradables y desconsideradas con nosotras mismas y esto puede influir tanto en la realización de nuestros sueños, como en la derrota más amarga.
Si tenemos una actitud de pesimismo cuando suspendemos o perdemos un examen nos diremos “nunca lo conseguiré”, “soy menos inteligente que las demás”, “me he equivocado de carrera, nada me sale bien”.
Pero si aprobamos ese mismo examen, ¿nos reforzamos y valoramos nuestro esfuerzo como es debido? Con frases como: “sabía que lo conseguiría”, “mi esfuerzo ha merecido la pena”.
¿O atribuimos nuestro éxito a la suerte?: “me han aprobado”, “el examen era fácil, cualquier lo hubiese aprobado”, “tuve un buen día”.
En muchas ocasiones sucede que nos atribuimos los fracasos a nosotras mismas pero no hacemos lo mismo con los éxitos. Esto hace que nuestra autoestima decaiga. Cada una de nosotras creamos lo que tenemos. Aún cuando parezca una situación injusta ante tus ojos, tú también eres parte implicada de que haya sucedido. Así, cuando consigas algo pequeño o grande, es porque tu esfuerzo, constancia y capacidades lo han hecho posible. Te invito para que comiences, a partir de ahora a valorarte y hablarte de forma comprensiva y delicada; háblate como si estuvieras hablando a una amiga y refuérzate tus logros. Si a nosotras mismas no nos cantamos las verdades, ¿quién lo hará? No esperes a que te lo diga una tercera persona.
Según la forma en que nos hablemos, nos veremos de una forma u otra. No es lo mismo decir “Soy” que decir “Estoy”. Soy significa estabilidad y poca posibilidad de cambio. Estoy significa algo puntual que cambiará de un momento a otro. Y demos gracias a que nuestra lengua materna es el español, porque por ejemplo en ingles este concepto es mucho más difícil de entender.
Por ejemplo, no es lo mismo decir “Soy una persona deprimida” (¿en todas las situaciones estás deprimida? ¿ese es tu estado normal? ¿es invariable?) que decir “Estoy deprimida” (estoy deprimida hoy porque he tenido una discusión, o porque tengo un mal día, pero en otras ocasiones estoy alegre y feliz).
¿Ves la diferencia? Si aceptamos que somos de una determinada manera nos estamos poniendo límites a nosotras mismas y vivimos siempre con esa carga y esa creencia de nosotras mismas. Sin embargo, si aceptamos que en este momento, y de forma puntual, sentimos de una determinada manera, estamos dejando una puerta abierta al cambio.
Cada una de nosotras somos moldeables y podemos cambiar de un momento a otro, al igual que lo hacen nuestros estados emocionales.
Por eso, frente a lo que siempre hayan podido decirte sobre “eres, eres, eres…” tú puedes matizarlo según las situaciones y barajar la posibilidad de cambiar esas pequeñas cositas que te hacen sentir mal. Así que no vayas por la vida creyéndote aquello de “es así y no va a cambiar”. Desafíate a ti misma y demuestra al mundo que todo puede cambiar. De hecho, algunas cosas cambian de un segundo a otro. ¿Por qué nosotras no? ¿Por qué tenemos que quedarnos dentro de una imagen que nosotras, nuestra familia o sociedad ha fijado?
La mente es tan moldeable como queramos, así que ponte manos a la obra y empieza desde hoy a cosechar unos pensamientos que te favorezcan en tu día a día y que te ayuden a alcanzar tus metas aún en los momentos más difíciles. El poder está en ti, no esperes que las gratificaciones vengan del exterior, no dependas de ellas. Cosecha tu fortaleza interior y cántate cada día tus logros.
Dile a tu amiga, tu padre, tu hermano o tu novio “lo conseguiré”. Y si lo ponen en duda o comienzan a ponerte impedimentos, crea una barrera donde sus comentarios, quizá pesimistas o desmotivantes, no consigan traspasar tu optimismo y autoconfianza.
Eres lo más importante y vas a conseguir todo aquello que te propongas en la vida.
Constancia, trabajo, esfuerzo y optimismo. Esos son los ingredientes. A mí me funcionaron. Cuando los apliques cuéntame cómo te fue a ti. Recuerda, conseguirás y llegaras a ser todo cuanto deseas, tan solo tienes que creértelo.
¿Deseas más información?
Supermujer es la primera organización sobre información femenina en materia de desarrollo, motivación, y superación personal. Completa el siguiente formulario para recibir totalmente gratis la información sobre nuestros artículos, publicaciones y seminarios en tu ciudad.