El camino de la maternidad está lleno de retos. Para que te hagan caso, aprende a utilizar el poder de susurrar para captar la atención de tus hijos.

El camino de la maternidad está lleno de retos. Para que te hagan caso, aprende a utilizar el poder de susurrar para captar la atención de tus hijos.

El poder de susurrar en la educación de los hijos

Todas las madres coincidimos en que el camino de la maternidad está lleno de retos. Para algunas todo se inicia desde la primera semana del embarazo cuando los cambios en su cuerpo le producen extrañas reacciones y sensaciones que deben aprender a controlar para poder tener un embarazo feliz y saludable. Para otras los nueve meses de gestación no son tan complejos, pero al tener en sus brazos a su hijo comienza la aventura. ¿Por qué llora tanto?¿Se sentirá bien? ¿Cuál será el mejor alimento? ¿Debo dejarlo llorar a la hora de dormir o debo calmarlo? Estas y miles de preguntas más, nos dan vuelta permanentemente en la cabeza y poco a poco vamos obteniendo las respuestas que se adaptan mejor a nuestra vida familiar.

Pero hay un tema que es, sin duda alguna, el más complejo durante la maternidad: ¿cómo hago para que me haga caso?

Según van creciendo los hijos, aumentan las luchas por la atención

Desde que los niños comienzan a gatear o caminar, las madres comenzamos a gritar “no”, “no se toca”, “deja eso”, junto a  un sin fin de frases para evitar que los pequeños se acerquen a aquellos objetos o espacios que pueden ser peligrosos para ellos, o a los que pueden dañar o romper. A medida que van creciendo las luchas se incrementan porque ya no quieren comer, dejan sus juguetes desordenados, no saludan a los adultos, etc.

En algunas familias los gritos vienen acompañados de nalgadas o golpes y aunque culturalmente se trate de justificar estas conductas como necesarias para disciplinar al niño, hoy en día sabemos que son inaceptables y que nos traen muchos más problemas que beneficios a la hora de educar a nuestros hijos. No solo por el daño físico y psicológico que le causa a los pequeños, sino porque son los primeros detonantes para que las relaciones familiares se deterioren y para que los niños terminen por convertirse en adolescentes y adultos que no sienten confianza por sus padres y hablan con ellos lo mínimo necesario.

Logra la atención de tus hijos sin tener que gritar

Frente a este panorama ¿qué podemos hacer las madres? ¿cómo podemos lograr que los niños nos presten atención sin gritar y sin utilizar nalgadas o castigos? Existen cientos de estrategias que se pueden utilizar y que funcionan muy bien. Puedes encontrar mucha información al respecto con especialistas o instituciones que trabajan con crianza respetuosa o convivencia pacífica como por ejemplo, @fundaciontaap, @modomama, @conocemimundo, y @madresfelices, entre muchos que puedes encontrar en Twitter o Facebook  compartiendo experiencias, consejos e investigaciones sobre el tema.

5 Tips para ganarte la atención de tus hijos desde el susurro

Una de esas estrategias, resulta fascinante por lo sencilla que es y lo bien que funciona: Se trata de aprender a utilizar el poder de susurrar, que no es otra cosa que invertir el volumen de nuestras instrucciones para captar la atención de nuestros hijos, para que funciones debemos entender algunas claves:

  1. Antes de los 2 años, los niños no son desobedientes, simplemente no tienen la madurez psicológica y neurológica para entender nuestros regaños e instrucciones. Por ello, lo ideal cuando tenemos hijos pequeños es evitar las luchas y simplemente colocar fuera de su alcance los objetos que no pueden tocar.
  2. A medida que crecen los niños necesitan entender por qué no pueden tocar o hacer algo, si no se los explicamos sentirán que cada pedido de mamá o papá es una imposición y lucharán por hacer valer su posición.
  3. Es normal que entre los tres y los siete años los niños traten de imponer sus deseos porque están formando su carácter, por ello si se les explica por qué no pueden hacer algo o por qué es necesario que coman sanamente los niños tienden a poner lo mejor de sí para entender y colaborar.
  4. Cuando vayas a explicarles algo no grites, siéntate o agáchate hasta que estés a la altura de tus hijos y usa el tono de voz más bajo y calmado que puedas. Esto les transmitirá a ellos una sensación de que es importante lo que dices y estarán más atentos que cuando comienzas a gritar.
  5. Los niños e incluso algunos adolescentes son naturalmente empáticos, es decir, son capaces de ponerse en el lugar de sus padres si se lo permiten. Por ello cuando estés agobiada es preferible que se lo digas y les pidas que se pongan en tus zapatos y ofrezcan ellos una solución al problema que se presenta.

Siguiendo estas claves y bajando el volumen de tu voz obtendrás la atención y la consideración de tus hijos. Incluso algunas mamás que utilizan esta técnica han logrado establecer con sus hijos relaciones de confianza valiosas con sus hijos, que les permiten conversar, comprenderse y disfrutar de la aventura de crecer juntos.

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