
La orientación de los padres es clave para que el despertar sexual de los hijos sea positivo
Hablar de sexualidad con los hijos
Los seres humanos del siglo XXI estamos sometidos a una gran cantidad de información, misma que puede ser consultada rápidamente por nuestros/as pequeños/as. Ellos nacieron junto a las nuevas tecnologías de la información, que les brindan millones de datos a diario, bastando con estar delante de la pantalla.
Sin embargo, la mayoría de lo que es accesible a sus ojos, se enfoca únicamente en una arista de la sexualidad, el erotismo, ese amor apasionado unido al deseo. De esta manera, se descuidan otras áreas igual de importantes, cuestiones de género, reproducción o los afectos.
Las teorías sexuales infantiles se gestan gracias a la información que los pequeños reciben de su entorno y cómo la relacionan con sus fantasías, temores, represiones e influencias. Así, resulta vital enseñarles a nuestros hijos la sexualidad de forma integral, no unilateral.
Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis decía que la sexualidad infantil influye en la formación y comportamiento del individuo adulto en sociedad y que, cuando es mal desarrollada puede derivar en perversiones.
Si los niños perciben el sexo como algo prohibido, iniciarán búsquedas exploratorias en silencio y con temor, observando y llegando a sus propias conclusiones. Por ello, es clave la orientación de los padres, así su despertar sexual, parcial u erótico, será cómodo y positivo en su mente y cuerpo.
Es real que el tema de la educación sexual es complejo y muchas veces está impregnado de tensiones, rechazo, miedo o falta de respuestas, tanto a nivel institucional como social. Por ello, cuando tus pequeños pregunten sobre el sexo u otros temas relativos, lo mejor es contestar de la manera clara y sencilla.
Que tus hijos vean normal hablar contigo sobre sexualidad
Que sientan que es normal hablar contigo sobre el tema, que te tengan la suficiente confianza para consultar cualquier otra duda. Tus hijos necesitan saber que pueden hablar honestamente contigo, no sólo durante su niñez, sino también cuando llegue la adolescencia y ¿por qué no? más allá.
Una actitud honesta, sincera y desenvuelta es más importante que cualquier explicación técnica, carente de cariño y sinceridad. Hay que hablar con verdad de los temas sexuales, de esos que en el pasado reciente parecían intocables y casi reprochables.
Seguro esos pequeños seres humanos ya saben algo sobre sexualidad, cuando tu perrita tuvo crías o al ver en televisión a unos jóvenes besándose. Aprovecha cada oportunidad para hablar del tema, que se vuelva algo natural, no es necesario esperar que tu hijo/a empiece a hacer preguntas.
Nuestros hijos tienen la necesidad y el derecho de saber de sexualidad, para proteger su salud, ponerse a salvo de abusos, resolver temores y relacionarse con los demás. En conclusión, para desarrollarse plenamente.
Al igual que otras partes de la educación, es importante que los papás ofrezcan un discurso coherente con lo que son y dicen. Hay que tener en claro que la educación sexual se concreta no sólo desde la palabra, sino también (y esencialmente) desde las actitudes y por supuesto los hechos.
Como padres debemos evitar a toda costa la falta de información, prejuicios, mitos y estereotipos, creados a lo largo de nuestra historia. La manera en la que la niña o niño atraviesen su desarrollo sexual afectará cómo se relacionen más adelante con sus amistades, en el amor, en el trabajo e incluso con su descendencia.
En la infancia es normal que los niños hagan preguntas acerca de la sexualidad y que proyecten en sus juegos lo que describen. Aprende a ser su amigo y su guía, esos pequeños merecen todo tu amor, date un tiempo para disfrutar y aprender de su infinita curiosidad.
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